viernes, 2 de febrero de 2007

A la impunidad por la literatura

Paso por una librería. Me paro ante la sección de novedades. Un volumen en tonos cursis y con una fotografía un tanto estridente me llama la atención. Distingo el anagrama de la editorial, "mr", y pienso si será de esoterismo, de autoayuda, de testimonios... Me acerco más. Lo alambicado de la grafía utilizada no permite leerla de modo claro. Lo cojo. La imagen no tiene mucho sentido hasta que paso mi vista por las tres palabras que constituyen el título: Putas es poco. Ah, muy bien. Quien no esté enterado lo tomará como una gracia estrafalaria. Quien sepa de aquel Todas putas, que causó cierto revuelo hace unos años, lo tomará como una provocación; esta vez no partiendo de una pequeña editorial, sino del poderoso grupo Planeta. Las mujeres, como colectivo, recibiendo un múltiple ensañamiento de nuevo. Pero, ¿qué más da si nadie va a protestar por ello?, ¿qué más da si las mujeres pueden ser objetivo del odio sin caer el hacedor en ilegalidad ninguna?, ¿qué más da si incluso las mujeres ven a quienes protestan como "radicales"?, ¿acaso no se alzaron como prímulas algunas intelectuales o escritoras, firmando un manifiesto por la libertad de expresión, cuando colectivos feministas protestaron por aquel libro que, escudándose en la ficción, atacaba a todo un género tan impunemente? Atacar a las mujeres es atacarnos a todos, pues es perder la noción del respeto y de qué valores deben mantenerse por encima de cualquier pacto, tolerancia o hueco legal. De éste se está aprovechando esa empresa y ese autor. Otros, por menos, durmieron noches en la cárcel.