Acaba de publicarse el, hasta la fecha, último libro de Josep Carles Laínez, Aquí la noche tiene el nombre de Valeria. De él, ha dicho el escritor Fernando Sánchez Dragó que es un libro "degenerado". En efecto, el aforismo, la reflexión, el dietario e incluso el poema en prosa se entrelazan e intercalan. Sin embargo, late en ellos un mismo espíritu: la meditación sobre el ser de Castilla, junto a la experiencia de Valeria, una ciudad en ruinas donde los vivos y los muertos se entrecruzan.
La obra es una inmersión lírica y reflexiva en una senda abierta ya por la generación del 98: la meditación sobre la esencia de Castilla, y el modo en que ésta ha impregnado también el pensamiento sobre España.
La cuestión de Castilla, de qué es, qué fue y qué significa en la actualidad rezuma por todas las palabras. Paralelo a este motor, se encuentra una segunda línea narrativa en la que la Antigüedad, a través de las ruinas de Valeria, se entrelaza con el presente. En la confluencia de ambas vías, y en los personajes fantasmales que las habitan, florece este libro extraño y breve.
Josep Carles Laínez ha declarado que “Aquí la noche tiene el nombre de Valeria es difícilmente clasificable. Hay, por encima de todo, una vivencia de una tierra que siento propia, pues mis antepasados han morado aquí durante siglos, pero también necesito vincular esta geografía con aquello que nos hizo como somos: Roma, de la que tantos vestigios, además, restan en Castilla y, en concreto, en la provincia de Cuenca”.
El texto está sujeto a múltiples lecturas. Laínez ha afirmado que “en un momento determinado sentencio ‘Este libro es una teoría de Castilla’, y así lo concebí. Se trata, claro está, de una Castilla que se ancla en lo legendario, en lo transhistórico. Desde esa opción intelectual es como mejor se puede comprender Aquí la noche tiene el nombre de Valeria”.
La cuestión de Castilla, de qué es, qué fue y qué significa en la actualidad rezuma por todas las palabras. Paralelo a este motor, se encuentra una segunda línea narrativa en la que la Antigüedad, a través de las ruinas de Valeria, se entrelaza con el presente. En la confluencia de ambas vías, y en los personajes fantasmales que las habitan, florece este libro extraño y breve.
Josep Carles Laínez ha declarado que “Aquí la noche tiene el nombre de Valeria es difícilmente clasificable. Hay, por encima de todo, una vivencia de una tierra que siento propia, pues mis antepasados han morado aquí durante siglos, pero también necesito vincular esta geografía con aquello que nos hizo como somos: Roma, de la que tantos vestigios, además, restan en Castilla y, en concreto, en la provincia de Cuenca”.
El texto está sujeto a múltiples lecturas. Laínez ha afirmado que “en un momento determinado sentencio ‘Este libro es una teoría de Castilla’, y así lo concebí. Se trata, claro está, de una Castilla que se ancla en lo legendario, en lo transhistórico. Desde esa opción intelectual es como mejor se puede comprender Aquí la noche tiene el nombre de Valeria”.